Boca Juniors, un campeón que no termina de convencer

Autores: Pablo Sarinelli & Ramiro Hertimian en Colaboración con @Sudanalytics


Hace ya un largo periodo de tiempo que el estilo de juego de Boca Juniors no enamora, independientemente de los resultados conseguidos, los futbolistas utilizados, los diferentes Directores Técnicos y las dispares gestiones políticas. Más allá de algunas ráfagas de buen juego, el equipo no logra imponer una identidad y sus victorias suelen asociarse más al peso de sus individualidades que a la imposición de virtudes técnico-tácticas.

Posesión de balón: ¿búsqueda con convicción o lectura rival? 

Si bien Boca es el bi-campeón vigente de la Liga Profesional Argentina, su sello no se condice con el de un equipo que impone condiciones. En el planteamiento inicial de sus partidos, la tendencia es clara: los rivales prefieren ceder el dominio territorial y el control del balón. Sin ir más lejos, en el actual torneo, Boca es el equipo que más posesión de balón tiene, promediando un 61,7% de tenencia. Resulta interesante destacar que, entre los equipos líderes de este segmento, se ubica 3ero el Aldosivi de Fernando Gago.

“Buscaremos tener la posesión de la pelota”, declaraba Miguel Angel Russo durante el inicio de su segundo ciclo al frente del club. Ese objetivo está cumplido. Sin embargo, el dilema aparece cuando su equipo debe decidir qué hacer con el elemento esencial.

Pero volvamos por un momento al ítem anterior. ¿Boca manifiesta, tácticamente hablando, un deseo efusivo por tener la pelota? ¿O más bien sus rivales le ceden el derecho, conscientes de la impericia Xeneize respecto al propósito de la tenencia?

La gran diferencia entre Boca y Aldosivi (tomando al conjunto de Mar del Plata como exponente de quienes, aún ante la falta de jerarquía, imprimen un sello identificatorio), pese a aquella declaración inicial de Russo, es que el Tiburón se impone en este rubro por convicción de su entrenador mientras que el Xeneize tiene la pelota por decantación. ¿Cómo se explica esto? Mientras que Aldosivi es el 7mo equipo que más recupera el balón en campo contrario (24.6 veces por partido en el actual torneo), Boca es el 21ro (18.0 acciones de este tipo). En general, aquel equipo que se desvive por obtener la pelota para construir sus ataques, suele buscar recuperarla ni bien deja de tenerla.

* Promedios cada 90 minutos.

Boca, no solo que no consigue hacerlo en territorio rival, alto en la cancha, sino que tampoco lo busca con ímpetu. Es el 9no equipo en lo que concierne a PPDA (*Número de pases realizados por el equipo atacante (oponente) / Número de acciones defensivas), una métrica que se utiliza para medir la intensidad en el pressing de un equipo. De promedio, el Xeneize permite que su rival realice 8.46 pases antes de intentar recuperar el balón. Aldosivi, en cambio, se ubica 4to en este rubro, mostrando una verdadera coherencia entre su filosofía de posesión y la decisión de recuperar el balón y hacerse rápidamente de él. 

* Promedios cada 90 minutos.

¿Cómo inciden las características de los jugadores en el estilo del equipo?

Resulta lógico interpretar que esta estrategia de recuperación pasa por apelar a la fortaleza de sus zagueros centrales. Tanto Carlos Izquierdoz como Lisandro López (los defensores más alineados por Russo post pandemia) defienden con autoridad en bloque bajo y son muy confiables en los duelos individuales: desde el regreso a la actividad, ambos se imponen en el 70.75% de los duelos aéreos y en el 73.9% de los duelos defensivos.

“Cada jugador tiene sus propias habilidades”, comentaba hace poco Pep Guardiola, respecto a la elección de unas características en detrimento de otras. Optar por esta tipología de defensores centrales puede resultar muy efectivo para defender en espacios cercanos al arco propio. Lo que sucede también, es que esas cualidades no suelen ir de la mano con el juego de posición. 

Como hemos visto, Boca tiene la pelota. Sus impericias se manifiestan cuando tiene que construir con ella. Izquierdoz, Zambrano y López no suelen fallar pases (promedian 89.12%, 91.18% y 85.27% de efectividad, respectivamente). En lo que no se destacan es en la progresión con sentido de esa tenencia. Sin ir más lejos, si medimos a los zagueros que más pases realizan hacia el último tercio del campo rival (sector de ataque propio), el primer jugador de Boca que aparece (Lisandro López) se sitúa recién en el puesto 28, sumando el campeonato actual y la Copa Diego Armando Maradona.

* Promedios cada 90 minutos.

Llamativamente, promediando el receso por COVID-19, Boca vio partir a Junior Alonso, su central más contributivo en fase de elaboración. Además de ser el único con perfil zurdo (sin considerar al relegado Gastón Avila), el paraguayo cuenta con notables hábitos para la progresión del balón. Sin ir más lejos, durante el recientemente finalizado Brasileirao, fue el futbolista que más pases hacia adelante (24.79) y más pases al último tercio (11.5) realizó en promedio por partido.

* Promedios cada 90 minutos.

La previsibilidad: un problema recurrente

Aquí emerge uno de los principales problemas en el despliegue en ataque de Boca Juniors: sus secuencias de pases son previsibles. Desde la salida del elenco de Pol Fernández (y, ¿por qué no?, de Junior Alonso), ha sido difícil conectar y ubicar jugadores en distintas alturas. El esquema más empleado (1442) se torna rígido al no ofrecer esas líneas de pase necesarias para saltear obstáculos de presión y para encontrar espacios libres.

Si evaluamos el parado táctico promedio de Boca utilizando ese sistema, todo parece limitarse a tres alturas posicionales: 1- zagueros; 2- laterales y mediocampistas centrales (en equilibrio horizontal); 3- mediocampistas externos y atacantes. Esta ocupación de espacios, naturalmente, hace difícil que los centrales, más allá de sus características, consigan filtrar pases y encontrar compañeros en perfil favorable para acelerar los ataques y lastimar al rival. Además, las secuencias más comunes son previsibles (pases entre zagueros y pases entre mediocampistas centrales) y apuntan a la resolución individual (pases de laterales a mediocampistas externos).

La inevitable comparación con el River de Marcelo Gallardo

Siempre que se habla de Boca, se habla de River. Y resulta más obligada la comparación ya que si algo ha logrado Marcelo Gallardo, durante sus 7 años al mando del club, es imprimir su sello en sus equipos, independiente de las variaciones estilísticas que ha ido ejecutando. Si bien ambos equipos suelen tener la pelota más que sus rivales, comparando los rangos de pases post pandemia, River marca una notable ventaja en todos los ítems respecto al manejo del balón. Y la balanza se desequilibra todavía más cuando se consideran los pases hacia áreas decisivas:

  • Boca es 18vo en pases intentados al último tercio. River 1ero.
  • Boca es 18vo en pases en profundidad intentados. River 2do.
  • Boca es 11mo en asistencias para remate. River 1ero.

Recordemos el punto respecto a la osadía de los marcadores centrales. Si fijamos el lugar y el sentido de las acciones de los dos defensores que actualmente juegan como segundos marcadores centrales, el espectro de zonas alcanzadas es mucho más amplio cuando se trata de Javier Pinola que de Izquierdoz.

Lo mismo sucede si evaluamos la ubicación de los compañeros con los que conectan quienes están actualmente desempeñándose como zagueros en perfil diestro por ambos equipos:

Mayor vuelo ofensivo, la búsqueda de Miguel Angel Russo en 2021

Consciente de la necesidad de buscar otro vuelo y alentado por las aparición estelar de Edwin Cardona, Russo alteró su plan en lo que va del semestre. En pos de potenciar las habilidades del armador colombiano, el DT configuró un esquema con 3 mediocampistas, ofreciéndole a Cardona la posibilidad de ocupar zonas centrales y de interactuar con los componentes del ataque sin tantas responsabilidades defensivas. Este “trivote”, de momento, está conformado por Campuzano, Medina y el citado Edwin. 

¿Qué buscó Russo con esta innovación?

La variación táctica agregó una altura extra (línea compuesta por Medina y por Cardona) por lo que el “camino al gol” de Boca pareciera tener más engranajes. Además, este sistema ofrece un mejor contexto para la sociedad colombiana: Fabra, Cardona y Villa conviven en una misma zona, lo cual favorece las posibilidades de que sus encuentros se multipliquen. 

Ahora bien, de momento, un patrón se repite: Boca no consigue generar ventajas progresivas desde la tenencia de sus zagueros y el creador del equipo, Cardona, se ve obligado a retroceder al círculo central para entrar en contacto con la pelota. Ergo, su incidencia en zonas que se traducen en peligro, se ve limitada.

Si bien es cierto que la mayoría de las ocasiones de gol que genera Cardona se gestan de izquierda a centro, por lo que la búsqueda de Russo pareciera acertada, la magia sucede cuando interfiere más cerca del área que del círculo central. La trascendencia del colombiano es manifiesta considerando que participó directamente en 7 de los 8 goles marcados por su equipo. Resulta imperante potenciar aún más sus cualidades.

En esa línea, otro de los factores que afecta a esos movimientos, es la presencia de un centro atacante con tendencia a retroceder. Intentando que el colombiano se mueva con mayor libertad en zonas de impacto, sería importante que el delantero lograse fijar a los zagueros en lugar de que intentara atraerlos a zonas medias. En esa línea, sería mucho más lógica la presencia de un futbolista del estilo de Wanchope Abila que de alguien como Mauro Zárate; quien se alimenta del contacto con el balón y que, por ende, abarca más espacios en zonas de gestación.

Esta reciente variedad, implementada por Russo, resulta interesante y hasta acertada pensando en el repertorio ofensivo de su equipo. Así y todo, la inclusión de un centro delantero clásico y un intento por recuperar el balón más cerca del arco contrario, podrían ser dos retoques necesarios en la búsqueda por explotar mejor las cualidades de sus hombres de ataque. 

Si lograse adelantar el bloque, posicionalmente las líneas lucirían más conexas. Al mismo tiempo, los zagueros, más próximos a la línea media, gozarían de mejores condiciones para filtrar balones al tercio final del ataque. En cualquier caso, empieza a ser mandatorio exigirle a Boca un escenario más conveniente para que sus grandes futbolistas cautiven a su público.


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